que no pudimos decir. Y hay cosas que usted tiene que saber que no se pudieron comentar en la última reunión. Por eso que quiero que preste atención porque vamos a hacer una segunda parte de lo que hablamos el domingo. Ahora vamos a ponernos de pie, si usted lo tiene, vamos a leer Amós 3.3 y dice así. Andarán dos juntos si no
¿Qué dice? A ver, vamos a leerlo una vez más ¿Andarán dos juntos si no estuvieran de acuerdo? ¿Qué piensa usted? ¿Andarán dos juntos en el camino de la vida si no estuvieran de acuerdo? A menos que uno sea el esclavo del otro, ¿no?
Pero no andaría de voluntad.
Unción
Amén. Amén.
Unión, Unión
Hay una palabra de Jesús, es más, hay una promesa de Jesús en la oración, en Mateo 18, donde Jesús dice que si dos se pusieran de acuerdo sobre cualquier cosa que pidieran, Dios iba a responder. Jesús resaltó que el acuerdo es muy importante incluso para ver milagros entre dos personas que se ponen de acuerdo para orar.
Amén.
Gloria al nombre de Jesús. La oración en acuerdo provoca no una suma de fe, sino una sinergia de fe. Eso quiere decir que la fe se multiplica cuando se une. Nosotros todos que estamos aquí, habemos un grupo quizás de 20, 25 personas, estamos todos juntos. Si nos ponemos de acuerdo y oramos juntos por una situación, Dios va a responder porque la fe no se suma. Cuando se une, se multiplica. Amén.
es por eso que el acuerdo hermano es tan importante y es por eso que el diablo siempre trata de romper acuerdos o mejor dicho traer desunión, traer discordia, traer separación porque él sabe que en el acuerdo hay poder
Unión, Unión
pase lo que pase, estemos donde estemos se siente quien se siente al lado nuestro, vamos a alabar al Señor porque Él se lo merece, Él es el mismo Dios en todos los países
Entonces, hermanos, es tan importante esto. Ahora, lo que yo quiero hablar con respecto a esto y relacionarlo con la tercera ley de la fe. La tercera ley es, la fe habla o dice lo que Dios dice. Dijimos en la primera ley, yo los voy a cansar, pero se los voy a repetir porque no quiero que se olvide. La primera ley era que la fe viene por el oír. Cuando usted oye, empieza a crecer fe. La segunda ley, ¿cuál es? La fe...
Sin obras es muerta. Tiene que tener una práctica, tiene que tener una acción. La fe no es cuestión de un pensamiento. La fe es movimiento, es acción. Y la tercera ley es la fe habla o la fe dice lo que Dios dice. Cuando usted quiere tener una fe firme, usted tiene que hablar como Dios habla lo que Él ha dicho. Entonces, ¿a qué va con esto? Esto es confesión. Es decir, hablar lo que Dios habla. Mire,
Confesión
la confesión es un acuerdo cuando usted habla como lo que Dios dijo y usted lo pone en su boca usted se está poniendo de acuerdo con Dios cuando usted dice una cosa porque piensa diferente y Dios dice otra cosa entonces hay un desacuerdo entre lo que usted dice y lo que Dios dice
y ese desacuerdo hermanos queridos es un problema porque todos nosotros sabemos que en esta vida necesitamos la presencia de Dios usted necesita caminar con Dios Dios quiere caminar con usted pero pueden andar dos juntos si no están de acuerdo imposible usted no va a poder caminar con Dios a menos que se ponga de acuerdo con él y hable lo que él quiere que hable
Amén. Amén.
Usted dice, wow, esto es tan sencillo, hermano, que cualquier niño lo puede entender, pero a veces es tan difícil llevarlo a la práctica porque estamos usted y yo hablando cosas que nos distancian de Dios. Estamos hablando cosas que nos separan de Él porque Dios dice una cosa y nosotros decimos otra. ¿Cómo puede ser?
Dios está conmigo
El versículo siguiente habla de que él está reprochando a Dios al pueblo. Y es que el pueblo de Judá tenía un pensamiento y Dios tenía otro. Y eso había hecho una separación. Por eso el siguiente versículo dice, por ejemplo, así ha dicho Jehová, el 2.4 dice, así ha dicho Jehová, por tres pecados de Judá y por el cuarto no revocaré su castigo.
porque menospreciaron la ley de Jehová, escuche, menospreciaron la ley, la ley es la palabra, menospreciaron la palabra de Dios, no guardaron sus mandamientos y les hicieron errar sus mentiras en pos de las cuales anduvieron sus padres, cual era la disputa que tenía Dios, cual era el pleito que tenía con su pueblo
Unión, Unión
Yo me pregunto, yo te pregunto, de acuerdo a lo que estamos hablando, ¿podríamos decir que Dios está caminando con nosotros? En algunas áreas quizás sí, en otras no, porque estamos hablando en algunas áreas mal. A veces hacemos confesiones contrarias a lo que Dios nos está diciendo.
Confesiones de Incapacidad
las confesiones de duda por ejemplo, cuando usted dice ¿será que Dios podrá ayudarme en esta situación? a veces usted lo dice ¿no? a veces yo lo digo ¿será que Dios podrá hacer algo con esto que está pasando? ¿será que Él va a actuar? esas son confesiones de duda confesiones de temor tengo mucho miedo que la situación empiece a empeorar tengo mucho miedo mucho temor de que esto se ponga mal tengo miedo de que esto no salga
Confesiones, esas son confesiones de temor. Y las confesiones de incapacidad, ¿sabe cuáles son? Que usted y yo decimos, no puedo con esto. No voy a poder. No tengo la habilidad. No tengo la valentía. No tengo la fuerza. No tengo la inteligencia. Esas son confesiones de incapacidad. ¿Cuántos hemos dicho algunas cosas así? Amén. ¿Y qué estamos diciendo? Ahora, escuche bien.
Estas son cosas válidas. Yo quiero que me entienda que todos sentimos temor. Eso es humano. Todos sentimos temor. Todos sentimos dudas. Eso es humano. Y todos nos sentimos incapaces y eso es así. Usted no puede decir yo soy capaz de hacer lo imposible porque ninguno es capaz de hacerlo imposible. Pero si usted dice yo no puedo o soy incapaz y se queda allí,
Usted está confesando algo distinto a lo que la palabra de Dios dice. Porque usted tiene que decir, yo no puedo, pero todo lo puedo en Cristo que me fortalece. En Cristo sí voy a poder. Diga conmigo, en Cristo sí voy a poder. Diga, no tengo la fuerza, pero en Cristo sí tengo la fuerza. No tengo la inteligencia, pero en Cristo sí tengo la inteligencia. No tengo los recursos, pero en Cristo sí tengo los recursos.
Entonces, no se quede en la incapacidad que usted siente o percibe, sino hable la palabra poniendo a Dios en la escena de su situación. Amén. Amén. Escuche, el salmista no tuvo confesiones de temor cuando él dijo, aunque un ejército acampe contra mí,
Amén.
Él no confesó que no iba a poder vencer un ejército, no confesó que estaba con miedo y estoy seguro que algo sentía, quizás veía tanto ejército y algo sentía, pero no dijo, estoy con miedo. No, no, no, no. Él dijo, con mi Dios yo lo voy a poder hacer y voy a vencer, no voy a tener temor. Amén. Entonces, cuando vengan los sentimientos que no se sienta culpable,
Unción
Entonces usted tiene que comenzar a no verbalizar sentimientos, sino a declarar la palabra de Dios en su situación. Y me pongo de acuerdo con Dios. Amén. Miren, Dios es bueno. ¿Cuántas veces en la Biblia, hoy estaba pensando, cuántas veces en la Biblia Dios nos ha dicho una y otra vez que en Cristo estamos bendecidos? Diga conmigo, en Cristo estoy bendecido.
No, pero dígalo más fuerte, en Cristo estoy bendecido. Vamos más fuerte, en Cristo estoy bendecido. Y Dios lo ha dicho de una y de otra manera. Es como diciendo, voy a hacer énfasis para que entiendan que ya no hay maldición, que ya no tienen que estar bajo el yugo de esclavitud, que están bendecidos en Cristo si creen. Amén. Pero nosotros insistimos en hablar cosas distintas.
Unción
Amén. Amén.
Vaya al psicólogo y dígale, quiero una cita con usted. ¿Por qué? Tengo complejo de persecución. ¿Y cómo es eso? ¿Quién siente que lo está persiguiendo? La bendición me persigue por todas partes. No sé dónde esconderme, que bendiciones me aparecen por todas partes. El psicólogo te va a querer encerrar. Lo que sí va a quedar es sorprendido, porque todos van con problemas, pero usted va por sobreabundancia de bendición.
Él te va a decir, deme una cita a mí con usted. ¿Es verdad, hermana? Es que a veces hablamos tan mal. A veces a usted le preguntan, ¿y cómo andás? ¿Cómo está vos? Y ahí. ¿Ahí cómo? ¿Ahí a dónde? Algunos dicen, ahí tratando de levantarme. Ahí en la lucha. Ahí recibiendo las patadas del diablo.
Ahí, aguantando, resistiendo. Ahí, el diablo me tiene acorralado. Ahí, cansado, aplastado por los problemas. Hermano, ¿cuántas cosas decimos? Dios mío. Yo no sé si nos gusta dar lástima o que nos pongan la mano aquí y nos digan, pobrecito. Capaz que nos gusta, ¿eh? Pobrecito. Diga conmigo, pobrecito el diablo.
Unción Unión
¡Aleluya! ¡Gloria al nombre del Rey de Reyes y del Señor de señores! ¡Amén! ¡Cambia el chip! A veces hasta exageramos lo mal que estamos. Nos gusta exagerar. ¡Cambia el chip! Porque cuando te dicen, ¿cómo estás? Y usted dígale, estoy asustado de tantas bendiciones que me están llegando. ¡Amén!
Amén. Amén.
Amén. ¿Y cómo estás, hermano? Estoy acá, pero juntando bendiciones con palas, porque ya no sé dónde meterlas, ya no sé, no tengo lugar en casa y no tengo lugar para todo lo que Dios me está dando. Estoy súper agradecido y bendecido y se vienen todavía mayores bendiciones que Dios me ha prometido. Amén. Vamos, lávele al Señor.
Usted tiene que absorber las bendiciones, declarar y ponerse de acuerdo con Dios. Es más, los hermanos que no vinieron hoy, usted véalos el domingo y dígale, mira, no viniste a la reunión del miércoles y todas las bendiciones que Dios te tenía preparadas me las llevé yo a mi casa. Así que es tu culpa, no es la mía. Yo me las agarré porque estaban en tu silla y nadie estaba ahí, así que yo me las llevé.
Sí, hermano, no tenga pena, no se sienta mal por ser bendecido, ni tampoco ande con la cabeza agacha dando lástima. Y cuando te digan pobrecito, decirle, no, pobrecito, yo no soy. Estoy enfrentando algunas batallas, pero Dios me está dando la victoria. Dios me está dando la victoria. Hay que cambiar el chip. A ver, dígale al que está al lado, cambia el chip. Dígale al que está atrás, cambia el chip. Basta de negativo, basta de estar hablando de esa manera.
Es más poderoso, es un gigante poderoso el que está con nosotros. Ahora, quiero enseñarte algo también porque en cuanto a las confesiones de la Palabra de Dios, tenemos un problema que hacemos con confesiones que las anulamos nosotros mismos también. Es como escribir con la mano y borrar con el codo. Hay una expresión así en Argentina. Uno escribe con la mano pero lo que escribe con la mano lo va borrando con el codo. Y a veces hacemos así. Por ejemplo...
¿Cómo estás?
Unión, Unión, Unión, Unión
en el piso y al otro día la baila, desentierra a ver si está creciendo y la vuelve a enterrar. Así la va a ir matando. Usted tiene que no usar el pero cuando declara algo. ¿Y cómo estás en tu trabajo? Bien, voy mejorando, pero...
¿Cómo está tu familia? Mi familia está bien, la verdad que están entendiendo la palabra, pero todavía son unos rebeldes. No use el pero después de una declaración de fe, porque ese pero seguramente lo que viene después va a anular lo que usted está diciendo al principio. Usted solamente diga, ¿y cómo está? Bien, bendecido y cada vez mejor.
¿Y cómo están tus deudas? Mis deudas las estoy pagando porque el Señor me está proveyendo. Si querés colaborar, colaborá. Pero yo estoy, si no colaborar voy a pagar la igual. En el nombre de Jesús. Amén.
Un cristiano así hermano es contagioso
No, te invito a la iglesia, está lindo, pero a veces, viste, no sé, pero a veces...
Amén Amén Amén
Este es el mejor tiempo para nosotros aquí en España. Amén. Y no quiero ir tomando más tiempo, pero lo que tenemos que hacer ahora es anular algunas de esas confesiones que hemos estado diciendo que todavía están trabajando en nuestra contra. Confesiones de, acuérdense, de temores que has dicho, de dudas y de incapacidad.
Que ya está, todavía están trabajando hasta en tu mente. ¿Sabes lo que hay que hacer? Cortar con eso, anularlo. Pedirle a Dios que no las tome en cuenta. Ayer le decía al grupo, porque estábamos en el grupo de célula, estaba Mano Jacobo, estaba Daniel. Ayer le decía...
El diablo anda como león rugiente alrededor buscando a quien devorar. ¿Dice así la Biblia o no? Alrededor tuyo hay muchos demonios buscando por donde atacarte y vos das una palabra contraria a la de Dios y es una invitación para que te ataquen.
Hablas mal de tus finanzas, hablas mal de tu matrimonio, hablas mal de tu ministerio, hablas de incapacidad, hablas de temor, hablas de duda. Estás haciendo una invitación para que todos esos que andan alrededor buscando cómo entrar y destruirte tengan tu permiso para trabajar. Lo que hay que hacer, cortar con eso. Romper con eso. Romper con confesiones de incapacidad, de duda y de temor.
Amén.
si puedes, he escuchado personas que dicen no puedo dejar de fumar no puedo dejar de apostar no puedo dejar de ir al casino, no puedo dejar este mal hábito porque mis padres lo tenían, yo lo tengo y ya no sé cómo sacarlo yo no lo puedo hacer, ya no decimos no puedo, decimos si puedo con el Señor Jesucristo, si lo voy a hacer porque Él me fortalece Él me da la victoria completa no una pequeña victoria, una victoria total en mi vida en todo
Victoria desde los pies a la cabeza, la cabeza a los pies, en todas las áreas de mi vida. Victoria en todo lo que yo toco. Amén. ¿Alguien dice amén?
Entonces, mi hermano querido, vamos a tomar la victoria y vamos a pedirle al Señor que quite las palabras que hemos hablado, que han sido palabras que contra nosotros mismos las hemos hablado, contra nuestras familias y vamos a comenzar a bendecir. Póngase de pie, póngase de pie y quiero que venga aquí adelante juntos, oremos.
Unción
Siempre fueron negativos, siempre dijeron no se puede, está difícil, esto es algo complicado, la vida es dura. ¿Y cuántas cosas comenzaste a escuchar y fueron sembrándose en tu corazón? Hoy día tienes que hablar como Dios quiere que hables. ¿Sabes lo que dijo Jesús sobre tu vida? Jesús dijo el diablo vino para matar, hurtar y destruir, pero el Señor dice yo he venido para que tengas vida y la tengas con abundancia.
Señor Jesús aquí estamos en tu presencia Señor yo he dado el mensaje que has puesto en mi corazón
Andarán dos juntos si no estuvieran de acuerdo, eso es imposible. Y muchas veces no hemos estado de acuerdo con nuestras palabras. No hemos hablado como tú nos has dado con tu palabra promesas. Hemos hablado lo que sentíamos. Sentíamos duda, sentíamos temor, sentíamos incapacidad y hemos hablado eso y allí nos quedamos. Pero hoy Señor, todas esas palabras...
Unción
por eso te pido que arranques todas esas cosas que hemos dicho que las anules, que las quebrantes en el nombre de Jesús Señor si he hablado mal sobre mi salud o he hablado mal sobre mi llamado o he hablado mal sobre mi casa sobre la iglesia Señor perdóname perdóname, perdóname yo hoy te pido que limpies mi mente, mi corazón
y como Isaías el profeta dijo Señor soy un hombre que habita en un pueblo de labios inmundos yo tengo labios inmundos perdóname y en ese momento trajiste un carbón encendido y lo pusiste en su boca y le dijiste yo limpio tu boca en esta hora Señor
Amén Amén
Unción
Unción